Foto Javier Ramiro Wanga (Abril 2020)

Voy a compartir una reflexión sobre lo que nos está pasando en la nueva generación, donde nos encontramos encrucijados por nuevos paradigmas, conceptos de vida que nos venden en propagandas en los medios masivos de comunicación, en la cual se genera el desarraigo que percibimos a diario en el relacionamiento con el mundo externo, se hace evidente el olvido sobre lo que somos, desea introducirse a como dé lugar y establecerse en nuestra mente nuevos desafíos, en donde terminamos desconociendo y reemplazando por conceptos que nos hacen creer de una manera distinta a lo que acostumbramos ser, es de entender que nuestro contexto ha cambiado, ya no nos interesa de dónde venimos, estamos siendo forjados para entender el pasado, se pierde con el tiempo la noción de por qué caminamos, estamos frente a una crisis cultural lleno atajos, pero que estamos llamados a buscar nuestro camino para trazar nuestro destino y no dejarnos doblegar por un sistema creado para homogenizar las diversas culturas, nos encontramos frente a dichos desafíos que sin duda podemos entender y avanzar.

Agradezco en primera instancia, a aquellas personas que en sus épocas fueron niños, en aquellos bellos momentos que eran jóvenes, las mujeres, hombres, y en el que algunos hoy son líderes entregados a la causa por la vida de un pueblo; en defender el patrimonio sagrado de nuestros ancestros, como es la lengua materna de la selva, el pensamiento, nuestra cosmovisión, en fin, cada árbol, cada sonido de los pájaros, cada arrullo de sonido de ríos, de insectos hasta los más pequeños de la tierra, las lluvias, nubes, plantas, médicos tradicionales, gobernabilidad bajo principios ancestrales, son los mayores encargados de transmitir y salvaguardar la memoria del pasado, son nuestros consejeros, que nos orientan, y lo más melódico es escuchar sus experiencias de largos procesos de lucha; en la cual ha sido constantes valores como la tolerancia, persistencia en medio del cansancio, hambre, pero que han seguido adelante acompañados de la lluvia, sonido del trueno, que hacen recordar y hablar de las historias sentida, vivida, y que son memoria viva que nos hacen recordar y son nuestro símbolo de fortaleza, es el proyecto de vida de un gran pueblo que se construye y fortalece.

Agradezco a aquellos compañeros que han tomado este camino responsable de velar entre todos la seguridad, a que todo lo que aún tenemos sea preservado para nuestras futuras generaciones.

Donde en aquellos tiempos el consejo era sabio, práctico, la naturaleza aún más sabia y sana, en aquellos niños y jóvenes que solían disfrutar de la belleza natural, nadar con tranquilidad, sonreír con libertad, caminar con libertad, disfrutar de la noche con descanso, remediando de los errores y aprendices para el día siguiente.

Saludo a aquellos hombres y mujeres, madres, mayores que supieron guiar a sus hijos para que cuiden la naturaleza, de cuidar a nuestros hermanos (a), a aquellos ancestros que se pusieron en la tarea de enseñar hablar el idioma Awapit, de hablar sin agredir, y que aquello nace desde las profundidades de la selva, aprehendida a través del diálogo mutuo, de las transmisiones otorgadas para el bienestar de un mundo en la que vivimos.

Saludo a aquellos que en aquellos tiempos hombres y mujeres solían conectarse con los espíritus de la naturaleza y todos sus componentes de cosmovisión ɨnkal Awá.

Saludos a aquellos niños que en el hoy son jóvenes, emprendedores del buen vivir.

Saludos a aquellos hombres y mujeres y en el que hoy son mayores, y líderes que emprendieron este arduo camino, de organizarnos y entendernos aún más, de avanzar como pueblo Awá, de resistir con sabiduría ɨnkat Awá, de protegernos de quienes nos quieren socavar, ya sea por la naturaleza, y por la manera de cómo se promueve una dinámica distinta referida a lo político organizativo.

Mis respetos a aquellas personas, que vivió en aquellos tiempos donde la historia era contada con dulzura y era escuchada con atención. En aquellos tiempos donde trabajaban en minga para sembrar maíz, moler guarapo, secado de brazo, creo que dichos tiempos jamás volveremos a vivir.

Mi admiración a aquellas personas que aprendían del abuelo, de la abuela sus conocimientos, sus valores espirituales, que recibían el mandato natural sagrado para respetarnos, cada partícula en la tierra es sagrada, pero que hemos olvidado ese don de velar por el otro.

Mi tesoro más sagrado son Uds, a cada persona que convive y se encuentra en el camino, como también el paisaje iluminado de color verde diverso, que frotan desde las profundidades de la selva, como la nube que sube de haber caído después de una lluvia inmensa, del cielo, y nos hace sonreír todos los días, cada momento, cada instante, la necesitamos como el rio necesita de los árboles, como hombre que necesita del sol, que necesita de las naturaleza, como la naturaleza que necesita del viento, como aquel hombre mismo, Como aquel hombre que necesita de la lluvia, de los animales, del rio, del viento, de las nubes, del árbol, de las plantas que sanan, del sol, del camino, de la mujer u hombre para su existencia y su procreación, su expresión de unidad, convivencia, tolerancia, honestidad.

Necesitamos vivir en la naturaleza como aquel niño que necesita el consuelo de su madre para ser feliz, o para estar triste, o simplemente vivir, como aquel hombre que vive de la música expresando lo que siente, para que así la vida sea armoniosa y se nutra de alegría para seguir caminando y enfrentando a toda adversidad justa e injusta, mala o buena pero es la vida.

Admiro a aquellos hermanos y hermanas que caminan como recorre los ríos, sangre de nuestros ancestros, pensamiento, identidad, rasgo... la lengua Awapit nos hace uno, el tejer el canasto e Higra nos hace una sola familia, el bailar o danzar la música autóctona, el trabajar en minga nos hace un equipo que busca un beneficio colectivo. El pensar en cuidar la naturaleza nos hace hermanos, nos invita a reunirnos. Defender el territorio donde a diario caminamos, pensamos, trabajamos en minga, cuidar, proteger la naturaleza es visionar en el mañana, somos gente de la selva.

El beber y alimentarnos, de caminar, de trabajar, de convivir, de sonreír en familia, en comunidad, de vivir un solo planeta llamada tierra, de un mundo que nos cuida y que despierta a que seamos más responsables de nuestros pensamientos y actos.

Predio el verde, Resguardo Gran sábalo, 11 de abril 2013- Lugar: IETABA.
Escrito: Javier Ramiro Wanga Pascal- Secretario Del Cabildo, Resguardo Gran sábalo.